10 aprendizajes del audio al vídeopodcast

En septiembre de 2023 estrené “¿Cómo hemos llegado hasta aquí?”, un vídeo podcast del que he publicado dos temporadas y en el que he sido mujer orquesta, una actividad de aún mayor riesgo que la de publicar un podcast en solitario, ya que el vídeo ha incrementado con mucho la complejidad de la producción. 

Mi intención en un primer momento era la de publicar una nueva temporada de mi podcast Wanderlust (est. 2019), sin embargo durante el periodo de producción me di cuenta de que “¿Cómo hemos llegado hasta aquí?” no era una nueva temporada, sino un nuevo podcast, y decidí estrenarlo como tal. 

Aunque mi experiencia propia en vídeo se reducía a mi trabajo con los vídeo podcast de otros en Podimo y a la producción de contenido para las redes sociales de mi propio podcast, decidí lanzarme a publicar en vídeo porque consideré que, debido a la condición de híper nicho de la temática de este nuevo podcast – antropología del Antropoceno, ¡dime tú si no es súper híper nicho! – y a mis dificultades previas para producir contenido de calidad para social media, el vídeo podría aumentar la conexión conmigo como host, con unos invitados expertos en su tema pero con una cara reconocible en redes sociales, y además podría darme un alcance mucho mayor en plataformas de vídeo y formatos cortos de vídeo en redes sociales donde el audio se quedaba corto. 

Sin duda he aprendido muchísimo, he mejorado la producción audiovisual de la primera a la segunda temporada, y el publicar en vídeo ha triplicado tanto mis estadísticas de escucha como las de alcance, además de lograr una mayor identificación de mi audiencia con mi persona (a través de mi imagen y elementos gráficos del podcast) y proporcionarme valioso material para redes sociales.

Aunque son innumerables y han ido evolucionando con la publicación de cada episodio – al tiempo que iba limando errores, surgían nuevas necesidades y problemas -, he conseguido sintetizar las lecciones extraídas de esta experiencia en estos 10 aprendizajes del audio al vídeopodcast:

  1. No te engañes con la etiqueta ‘vídeo’: el audio es la esencia. Estoy totalmente de acuerdo con la primera conclusión que recopiló mi admirada Laura Ubaté en su artículo “La paradoja del vídeo podcast” de su newsletter “Escribir en voz alta”; el lenguaje sonoro debe ser más importante que el lenguaje visual. El vídeo es un apoyo al audio, y el conjunto debe ser escuchable sin necesitar ser visionado. De lo contrario, estaríamos ante una producción audiovisual más.
  2. El vídeo añade una capa de complejidad extra a la producción de cada episodio: ya no basta con tener un sitio silencioso donde grabar, éste debe ser bonito y estar adaptado para la grabación en vídeo. Por experiencia propia, te aconsejo no hacerlo sola, sino contratar al menos un/a técnico que controle que audio y vídeo se están grabando correctamente. Si tienes invitados, deben estar prevenidos de que se grabará en vídeo. Son más personas, más elementos y más sitios que coordinar para la grabación de un solo episodio, por lo que lo ideal es contar con otra persona en producción.

  3. La producción del vídeo debe ser de tan alta calidad como la del audio: necesitas como mínimo una buena cámara (o un móvil de alta gama destinado únicamente para este fin), iluminación de estudio (al menos dos focos cruzados), un fondo bonito y ciertos elementos decorativos pero no distractivos.

    El hecho de aportar imagen por sí mismo no es suficiente reclamo para justificar el salto a vídeo podcast: le estás pidiendo a tus oyentes no sólo que te escuchen durante bastante tiempo, sino también que te miren, por lo que cada vez que contemplen la pantalla, la calidad de la imagen debe ser impecable. Este fue un error grave que cometí en la primera temporada, debido a que no había asegurado un estudio fijo para grabar y a que muchas de las entrevistas sólo podían ser en remoto. Por ello, no solo la calidad del vídeo dejaba mucho que desear, sino que la audiencia se despistaba con los cambios de escenario y los defectos técnicos. Esto pudo jugar en mi contra a la hora de lograr un mayor impacto en la primera temporada.

  4. El presupuesto de producción no debe ser muy elevado: el vídeo añade un coste extra a cada episodio, con el alquiler del espacio y la contratación de personal cualificado… para asegurar la viabilidad económica del proyecto, el coste por episodio no debe ser muy elevada.

    Piensa en si te compensa más invertir en equipamiento técnico además de sonoro e insonorización (lo hará si aprendes a manejarlo bien y si has planeado publicar durante un largo periodo de tiempo, contemplando alguna vía de monetizar o al menos cubrir gastos) o en estudio + técnico, pero ten en cuenta que los gatos serán superiores a los del audio, que ya son considerables.

  5. La imagen en movimiento fomenta la distracción de la audiencia con el escenario de fondo y los elementos visuales, disminuye la intimidad (se puede favorecer jugando con la iluminación) y se pierde un aspecto importantísimo del audio que es la capacidad de evocación y la imaginación. Al mostrar todo, al mostrar las bambalinas, se pierde el misterio.

    Este es un aspecto negativo que tendrás que compensar de alguna manera, pero la magia del audio en la mayoría de los casos – cuando hablamos de un proyecto de audio como yo considero a un vídeo podcast – no se puede compensar con la fascinación del vídeo.

  6. Las caras humanas y los elementos visuales crean un mayor engagement y aumentan las oportunidades de branding: el vídeo aumenta la capacidad de conectar con tu oyente a través de tu propia cara, de expresar tu personalidad con tu imagen y la de tu podcast a través de los distintos elementos gráficos, y por lo tanto de branding y engagement.

    He observado una mayor interacción con mis oyentes y un mayor alcance gracias a los episodios en solitario (más cortos, de 15-20 minutos), en los que hago una reflexión en forma de ensayo corto sobre un tema sacado a colación del tema de la entrevista de la semana anterior. 

    Esto me ayuda a prolongar la conversación en torno a esa temática y sus derivadas, a expresar mi opinión al respecto, y la opinión crea una mayor humanización del host y una mayor identificación de sus oyentes con lo que expresa… lo vemos en estos tiempos de gran polarización y desprecio por los debates equilibrados y respetuosos, sin embargo yo he intentado hacerlo apoyándome en una bibliografía lo más diversa y amplia que sea posible, buscando ‘conversar’ con el/la oyente y conectar con ellos y ellas pero sin tocar extremos. Esto reduce el crecimiento que YouTube y otras redes sociales dan a las opiniones extremas, pero en mi opinión crea una audiencia más sólida y leal con el tiempo.

  7. ¿Cuál es mi cámara? ¿A qué le hablo? A cámara, al micro… este es un contratiempo con el que no contaba porque mi intención es ofrecer el mejor audio posible y que el episodio se entienda sin mirar la imagen, pero es cierto que, en los monólogos de introducción, es extraño no mirar a cámara ya que me dirijo directamente a la audiencia… y tratar de hacer esto al tiempo que se habla al micro y se trata de leer sin leer el texto despista mucho tanto a ti como al oyente. ¡Sigo perfeccionando esta no-técnica tratando de no ponerme bizca en el intento!

  8. Cuidado con caer en crear un canal de YouTube más: he querido separar muy bien el contenido en las distintas redes sociales para no dar lugar al equívoco de que mi intención es ser youtuber. Si bien tomé la decisión de subir los episodios al YouTube general y no a YouTube Music por aumentar el alcance de los vídeos y porque intuía que YT Music cada vez se integraría más con el YT general, la frontera es muy borrosa y cada vez se desdibuja más. Los Shorts de YouTube me han permitido aumentar aún más el alcance de los vídeos, y he subido alguno que no correspondía a ningún clip de episodios, pero sigo experimentando para publicar un contenido en redes sociales variado, sin caer en la socialmediación de mi podcast.

  9. ¿Dónde alojo mi vídeo podcast? Aunque alojé mi anterior podcast en Spreaker después de investigar y leer mucho, tomé la decisión de alojar este nuevo vídeo podcast en Anchor para poder subir los episodios en vídeo en Spotify. Ahora que esta plataforma está apostando decididamente por el vídeo con nuevas herramientas y funcionalidades, creo que seguiré publicando en Anchor (ya integrado en Spotify) aunque sigo alerta, sin confiar plenamente en los derechos de los creadores independientes que Spotify garantiza. 

  10. Más material de calidad para social media: este es un gran pro de publicar un vídeo podcast, y una de las razones más importantes para que la mayoría de los influpodcasts estén en vídeo. Como decía, el vídeo aumenta tu alcance en redes sociales mediante reels y vídeos en Tiktok o Shorts en YouTube, y con ello, la posibilidad de que más gente interesada en tu contenido te descubra, superando de esta manera el gran handicap del podcast hasta la fecha (junto con la monetización) que es la capacidad de ser descubierta.

Conclusión


Publicar un vídeo podcast es una tarea titánica, y lo es más en solitario, pero la experiencia global ha sido tan positiva, que pienso reanudar la publicación con el nuevo curso. Por supuesto, aplicando todas estas enseñanzas porque pretendo sobrevivir a mi propia criatura y seguir mejorando con cada episodio.

He de decir que estoy muy orgullosa del resultado haciendo la media entre contenidos, producción audiovisual y sonora y materiales para redes sociales – si nos atenemos a la calidad técnica, tendría que hablar de los episodios grabados en el Café Comercial y en Estudio 35 de la última temporada – ya que es un proyecto puramente personal que he realizado enteramente en solitario, por lo que su sola publicación ya ha reforzado mi confianza en mis capacidades como podcaster.

Sin embargo, no aconsejaría a ningún podcaster que quiera conseguir unos objetivos óptimos el lanzarse a grabar y publicar en formato audiovisual sin contar con los recursos técnicos para ello: como mínimo una buena cámara, dos focos, un lugar fijo donde grabar y, en el mejor de los casos, una partida presupuestaria destinada al alquiler de un estudio y a pagar un técnico audiovisual.

No hacerlo con este mínimo de recursos no solo reducirá tus opciones de conseguir el mayor impacto posible con el estreno considerando el aumento de los esfuerzos y costes asociados al podcast, sino que te planteará unos quebraderos de cabeza adicionales y puede llevarte a dejar de publicar de la noche a la mañana al darte cuenta de que no estás entregando la calidad técnica en vídeo que tu podcast en audio solía ofrecer.

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